Nada resulta superior al destino del canto.
Ninguna fuerza abatirá tus sueños,
Porque ellos se nutren con su propia luz.
Se alimentan de su propia pasión.
Renacen cada día, para ser.
Sí, la tierra señala a sus elegidos
El alma de la tierra, como una sombra, sigue a los
seres
Indicados para traducirla en la esperanza, en la pena,
En la soledad.
Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la
tierra,
Si comprendes su sombra, te espera
Una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
Aquejarte el mal físico,
Empobrecerte el medio, desconocerte el mundo,
Pueden burlarse y negarte los otros,
Pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha,
Porque no es sólo tuya.
Es de la tierra, que te ha señalado.
Y te ha señalado para tu sacrificio, no para tu
vanidad.
La luz que alumbra el corazón del artista
Es una lámpara milagrosa que el pueblo usa
Para encontrar la belleza en el camino,
La soledad, el miedo, el amor y la muerte.
Si tú no crees en tu pueblo, si no amas, ni esperas,
Ni sufres, ni gozas con tu pueblo,
No alcanzarás a traducirlo nunca.
Escribirás, acaso, tu drama de hombre huraño,
Solo sin soledad ...
Cantarás tu extravío lejos de la grey, pero tu grito
Será un grito solamente tuyo, que nadie podrá ya
entender.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
Y al llegar el final, tendrán su premio, nadie los
nombrará,
Serán lo "anónimo",
Pero ninguna tumba guardará su canto ...
Atahualpa Yupanqui
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